Redes sociales y democracia: El boicot a Trump de los adolescentes norteamericanos
Las imágenes son, por sí mismas, elocuentes. Gradas enteras vacías y pocos asistentes a la que, se esperaba que fuera, la gran aparición pública del magnate norteamericano luego de meses ¿Cómo se gestó un boicot a través de TikTok, que termina en una humillación pública del presidente estadounidense?
Sería difícil analizar la gestión de Donald Trump, sin el rol de las redes sociales. Y es que, desde que el empresario asumió como presidente de la potencia norteamericana, se ha encargado de comunicarse verborrágicamente por Twitter, atacando a sus detractores con elocuencia. Incluso acusó a Twitter y Facebook de “constituir un monopolio de conversaciones públicas y privadas ” y amenazó con tomar acciones legales contra dichas empresas.
La semana pasada, la Casa Blanca promocionó el mitin en Tulsa, Oklahoma, esperando una afluencia de al menos 100.000 personas. Fueron los mismos organizadores del evento los que luego, intentaron justificar la escasa afluencia (entre 6000 y 12000 asistentes) culpando a las manifestaciones que suscitó el asesinato de George Floyd, y al COVID- 19, aludiendo que muchos seguidores de Trump decidieron no asistir para no poner en riesgo su salud. Suena gracioso si tenemos en cuenta que, desde que la pandemia comenzó a hacer estragos en EEUU, Donald Trump y sus seguidores más fervientes prefieren creer que la situación no es grave y el virus desaparecerá milagrosamente.
Ahora bien ¿podemos interpretar el boicot como una señal del ocaso de Donald Trump? ¿O simplemente fue una maniobra organizada para humillar a la Casa Blanca? Bien sabemos que la información que circula en internet no siempre tiene el mismo peso que la información más elaborada en los medios masivos de comunicación. Es fácil sintetizar erróneamente un pensamiento en 280 caracteres en un arrebato de furia y luego borrarlo, excusarse o simplemente dejarlo allí: en unas horas será información antigua a la que nadie prestará atención.
Miles de adolescentes estadounidenses comenzaron a reservar entradas para el evento sin intención de asistir, para asegurarse que las gradas se vean vacías. La idea fue de Mary Jo Laupp, una usuaria de TikTok, cuya iniciativa se viralizó rápidamente, logrando su cometido.
¿Podemos entonces considerar a las redes sociales como elementos de medición del humor social o ,en el afán de “pertenecer”, los jóvenes se sumaron a la iniciativa sin reflexión partidaria o real intención de que Trump sea derrotado a fin de año?
Considerar que solo la pluralidad de los medios de comunicación es suficiente para el buen funcionamiento de la democracia, sería una mirada sesgada. Las posibilidades de manipulación de la información y la celeridad con la que se difunden fake news, dejan al usuario un tanto desprotegido frente a la inmensa cantidad de información que circula en las redes sociales. Estos elementos se cristalizan en el marco del gobierno de Donald Trump, pues nunca antes un mandatario norteamericano había generado tanta odio, simpatía, y polémica con sus pares políticos y sus electores. De hecho, los demócratas se regocijan con el boicot y lo interpretan como una señal de la posible victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales de noviembre.
Frente a los defensores de la horizontalidad, me permito ser un tanto escéptica, al dudar si realmente las redes sociales son un reflejo profundo de la sociedad o si solo muestran una visión acotada. Nadie niega la accesibilidad de las redes sociales pero eso no significa que estas sean ,por sí mismas, elementos necesarios de una democracia sana, ya que muchas veces, su uso termina generando más daño.
*La autora es periodista
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