Liberación de patentes vs supervivencia del más fuerte
Llevó varios meses de plática superficial pero hace aproximadamente dos semanas la liberación de las patentes de las vacunas contra el Covid-19 volvió a estar en agenda y en boca de mandatarios de renombre.
La aprobación o desaprobación de líderes políticos en torno a la producción y comercialización de la vacuna han puesto sobre la mesa qué es lo que se pone en juego y qué oportunidades se abrirán en caso a que se dé el pulgar arriba a esta iniciativa.
La burocracia ha sido un estigma de la Argentina y hoy en día lo es a nivel mundial, las patentes que “protegen la libre elaboración de la vacuna” y producción en cantidades necesarias, se espera que sean liberadas para que los países que sí tengan las herramientas y el capital intelectual necesario pero no capital económico, puedan realizarlas a imagen y semejanza.
Nos encontramos en un vaivén de opiniones frente a esta disposición. Argentina desde el primer momento aprobó de forma inmediata la exención impuesta por la Organización Mundial de Comercio, el ente encargado de resguardar los derechos de invención de las dosis.
El visto bueno lo comenzó dando Joe Biden que, por medio de un comunicado, aprobó este proyecto, el cual enfureció a muchos compatriotas liberales, fieles seguidores de su antecesor. En la vereda de enfrente, de forma esperable, se encuentra la industria farmacéutica global, dueños de estas patentes, pero que aún así se proclamaron abiertos al debate según los dichos de la presidenta de la Comisión Europea.
Macrón no se quedó atrás y apoyó la propuesta, pero su compañera de la Union Europea, Angela Merkel (Canciller alemana), manifestó no estar a favor pero aclaró que aún permanecía abierta al debate. Para todos los gustos y convicciones hay personalidades que apoyan esta causa, hasta el Papa dio el visto bueno y lo planteó como una sabia decisión.
al igual que México, Colombia y Brasil, Argentina sería de los pocos países del territorio latinoamericanos en carrera para producir las vacunas contra el covid19
Ahora bien, teniendo en cuenta a quiénes beneficia esta propuesta y a quienes no, Argentina dejó en claro en reiteradas ocasiones gracias a la capacidad de científicos del CONICET (que actualmente se encuentran en proyecto de vacuna para el Covid-19, con un trabajo exhaustivo y mancomunado entre muchos entes que forman el Concejo) que no es una idea descabellada producir vacunas en nuestro país, eso nos daría la posibilidad de no sólo abastecer con las dosis que faltan, sino, de comercializarlas una vez que la inmunidad de rebaño ya sea una realidad.
Recordemos que hasta el día de hoy hay 130 países que no tienen ni una sola dosis de ninguna vacuna de ningún laboratorio, así lo definió el Secretario General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, explicando en sí, que no hay equidad en la forma de repartir las dosis. Un ejemplo claro es Nicaragua, país que aún sigue esperando dosis, mientras que el territorio de Gibraltar ya llegó casi al %100 de su población vacunada.
No es soplar y hacer botella, diríamos en la jerga, llevar adelante la producción de una vacuna tratada con tecnología de punta y que prescinde de tantos insumos, no es tarea fácil, pero nuestro país al igual que México, Colombia y Brasil, sería de los pocos del territorio latinoamericanos en carrera para producirla. La oportunidad es ahora, pero lastimosamente, queda en manos de los países con mayores recursos, la decisión de liberar patentes referidas a las vacunas contra el SARS-CoV 2.