La pandemia como oportunidad educativa
Estamos transitando el mes de mayo y los estudiantes del sistema educativo obligatorio nacional, en el mejor de los casos, solo tuvieron 20 días de clases presenciales. Si visibilizamos el ciclo lectivo 2020, el panorama es aún más problemático; según estudios del Observatorio Argentino para la Educación, el 49% de los estudiantes de la República Argentina que provienen de grupos sociales muy vulnerables tienen acceso a la conectividad y recursos tecnológicos, dicho porcentaje contrasta notablemente con el 87% de los estudiantes que provienen de clases sociales con mayor poder adquisitivo que cuentan con conectividad y con dichos recursos. el estudio deja al desnudo como crece la brecha de desigualdad educativa con el pase a la virtualidad.
Siguiendo con estudios de organizaciones que tienen como pilar a la educación; Eco Educativo concluyó que en el mes de abril de 2021, en el interior del país; 7 de cada 10 estudiantes del sistema se encuentran organizados en “burbujas educativas”, 1 de cada 10 estudiantes realizan el proceso de enseñanza-aprendizaje completamente desde la virtualidad. Es por ello que el presente de la Educación no es el óptimo ni mucho menos. Por último, no existen hasta el día de hoy datos y estadísticas, pero las valoraciones cualitativas hablan de una virtualidad que no dio los resultados mínimos esperados.
La presencialidad a partir de ahora debe ser el único instrumento posible para que el proceso de enseñanza y aprendizaje pueda tener éxito. La presencialidad no solo es pedagogía, además es refugio, contención y escucha, variables muy importantes para lograr en el ser humano una formación integral.
Una escuela abierta disminuye considerablemente la desigualdad educativa y la injusticia social actual merma circunstancialmente. La tragedia, que, “muy lentamente” estamos dejando atrás nos debe dejar una enseñanza… que pase lo que pase, la escuela debe ser el último lugar que se cierre. Al centrarnos en la educación; en su pasado, en su presente y en su futuro prometedor, la pandemia debe ser tomada como oportunidad, es “el” momento.
La educación desde la mirada curricular aislada debe reformularse en los diseños curriculares, debe dar lugar a una educación donde las distintas disciplinas comiencen a trabajar juntas buscando producir aprendizajes más significativos y contextualizados. Una nueva mirada hacia la transformación de la Educación es necesaria; los distintos niveles educativos están siendo criticados por los actores y por la sociedad, porque no ofrecen -como ofrecían antes- respuestas a este mundo y sus contextos.
Se tiene que poner de manifiesto un nuevo modelo; un modelo más participativo, más integral, y por sobre todas las cosas, un modelo más real. El nuevo modelo busca modificar progresivamente la enseñanza por disciplinas, con una nueva organización institucional, pedagógica e interdisciplinaria del sistema educativo que contribuya a promover la innovación con sentido de justicia social, dejando que el estudiante sea el protagonista central de su trayectoria. Este modelo acerca una propuesta de renovación que busca integrar las trayectorias escolares a la realidad compleja que presenta el siglo XXI, para lograr una articulación y pertinencia entre los aprendizajes de la escuela y el mundo laboral, académico, cultural y social. En este sentido, propone que cada institución abra sus puertas a la comunidad para ofrecer experiencias educativas contextualizadas y cercanas a la vida de los estudiantes, abordando las problemáticas concretas de la comunidad local y global desde distintas perspectivas. En el centro de este modelo se encuentran los estudiantes como protagonistas del proceso educativo con su derecho fundamental a aprender y desarrollar las capacidades necesarias para actuar y llevar adelante su proyecto de vida. El marco se basa en una concepción de APRENDIZAJE ACTIVO, enfocado en la COMPRENSION, REAL, CON SENTIDO, RELEVANTE Y EMPODERADOR.
Una escuela abierta disminuye considerablemente la desigualdad educativa y la injusticia social actual merma circunstancialmente
Ahora bien es autonomía de cada jurisdicción desarrollar un plan estratégico de renovación integral de la educación, atendiendo a su situación actual, cultura e historia y sus políticas educativas, en pos de la construcción de un proceso de mejora sostenido que contribuya a consolidar una escuela inclusiva, relevante y con sentido para todos los estudiantes del país. El ritmo y modo de implementación de las estrategias propuestas será autónoma. Sin embargo, se considera necesario iniciar la implementación ahora y alcanzar su aplicación universal en la década que estamos atravesando.
La construcción de un marco federal común que habilita y promueve la autonomía provincial en relación con las estrategias concretas para llevarlo adelante, permitirá dar respuesta situada y pertinente a los desafíos que hoy nos presenta la renovación de la educacion, contribuyendo así a lograr mayor justicia educativa en la República Argentina. En nuestro pais, salvando casos excepcionales, se sigue enseñando como hace un siglo, es necesario ir a un cambio lento y progresivo, pero debemos hacerlo; las preguntas de nuestros estudiantes ya no encuentran respuestas en el modelo actual, debemos trabajar día a día con la participación de toda la comunidad y no solo de la escuela en forma aislada. Se está produciendo modificaciones sustanciales, existen normativas nacionales y provinciales que avalan el cambio.
Dicha modificación está poniendo en valor todos los conceptos anteriormente expuestos, pero se necesita del aporte colectivo, recursos financieros y de infraestructura, puntos estos que distan mucho de ser realidad en el corto y mediano plazo. Si hablamos de recursos, la prioridad esta en los estudiantes provenientes de clases sociales muy vulnerables. Si hablamos de igualdad y oportunidad, lo primero que se debe lograr es que todos tengan acceso a los mismos recursos, estrategias y condiciones de progresar en educación.
El sistema educativo tiene mucho de desigualdad; los factores para que esta desigualdad se dé la podemos encontrar en el país mismo, donde contamos con un federalismo deformado, dicha deformación afecta directamente al sistema educativo argentino. Nuestra sociedad enfrenta desafíos que requieren preguntas y respuestas originales. Por eso, la participación comprometida de las generaciones nacidas en el siglo XXI, es imprescindible. Los niños, adolescentes y jóvenes, con sus valores, su creatividad y sus diversos modos de comunicación, pueden ayudarnos a comprender y aprehender la complejidad de este nuevo mundo.
*El autor es profesor universitario (UADER)