16 de Julio: Juana Manuela Gorriti
Juana Manuela Gorriti fue maestra, escritora, periodista. Precursora en la educación de la mujer, antes de cumplir sus 20 años escribió la primera novela.
La producción literaria y periodística de Juana Manuela Gorriti ocupó un lugar destacado en la labor del siglo XIX. A través de sus escritos dejó plasmado su interés particular por el rol de la mujer en la sociedad y la construcción de una identidad literaria no solo argentina sino también de fuertes raíces americanas. Juana Manuela representó las voces de las mujeres que en aquella época no podían acceder ni a la educación ni al conocimiento de sus derechos. Por eso es importante nombrarla de modo que conozcamos que existieron mujeres de su talla.
Juana Manuela, maestra y escritora
Juana Manuela Gorriti nació en Rosario de la Frontera, Salta, el 16 de julio de 1816. Si bien existen discrepancias en las diferentes biografías, tomamos esta fecha como la más exacta debido a la carta del canónigo Juan Ignacio Gorriti, fechada el 20 de julio de 1816, en que informaba a su hermano José Ignacio que se encontraba en Tucumán del nacimiento de su séptima hija, de apenas 5 días de vida. Esta fecha coincide con el Congreso de Tucumán que declaró la independencia, en cuya Acta participó su padre, José Ignacio Gorriti, quien fuera luego el segundo gobernador de la provincia de Salta. Juana Manuela debió abandonar el paraíso de naturaleza, juegos y libros que la rodeaba en su infancia en las vegas de Horcones y Miraflores. La posición política de los Gorriti y las derrotas unitarias frente a Facundo Quiroga hicieron que la familia debiera emigrar a Bolivia en 1831 junto con otros miles de refugiados y sus bienes fueran confiscados. Allí Juana Manuela Gorriti se insertó en su segunda patria.
Al poco tiempo, todavía adolescente, Juana Manuela se casó con el capitán Manuel Isidoro Belzú, con quien tuvo a sus dos hijas. Lo acompañó en sus campañas y avatares políticos, hasta que en 1848 Belzú se convirtió en presidente de Bolivia. La pareja alternó su estancia entre La Paz y Lima. Ese mismo camino que llevara a su marido al triunfo separó a la pareja y Belzú abandonó a Juana Manuela con sus hijas para dedicarse de lleno a su pasión política. Así, Juana Manuela decidió refugiarse en Lima, ciudad en la que abrió una escuela mixta de educación primaria, escribió para revistas literarias y dio origen a las veladas limeñas más famosas que la tuvieron como anfitriona.
En Lima Juana Manuela encontró la tercera patria, la que adoptó con el corazón sin olvidar la patria de su infancia, pero también encontró un modo de vida diferente, embebido más en el saber cultural y en la pluma. Sin herencia paterna y sin medios para sobrevivir, Juana Manuela torció ese destino marcado por los albores de la independencia, dominó los prejuicios de la época, cultivó un círculo de amistades y construyó un nuevo hogar. Belzú sentado en el sillón de presidente reclamó la presencia de su esposa, pero Juana Manuela prefirió la incertidumbre del futuro en Lima a la vida conyugal conocida de abandonos y lágrimas.
Su iniciativa de fundar un colegio en Lima es el antecedente que la ubica como una de las pioneras en la educación de la mujer. Juana Manuela fue una maestra talentosa, maestra por vocación, como lo fueron otras escritoras americanas. Poco a poco su escuela se fue definiendo como escuela para señoritas. De la mano de Juana Manuela, se formaron varias generaciones de mujeres que luego serían grandes escritoras. Las discípulas participaron después en el salón literario de Gorriti, donde se fue proyectando cierta sensibilidad por el rol de la mujer letrada en la sociedad.
Sus historias y personajes se alejan bastante de la recepción más ajustada que exigía la sociedad de la época. Las mujeres fuertes, los pueblos originarios y los mestizos son los sujetos de su poética.
La escritora salteña fue una dama amable y generosa, con las palabras justas, precisas para cada circunstancia en sociedad. Tenía el don de la palabra. El salón literario fue el corazón intelectual de la capital limeña en el tiempo que Juana Manuela condujo con sencillez sus impresiones en este recinto del arte y la amistad.
Juana Manuela publicó sus obras en estos países que le brindaron un hogar, sobre todo en Perú. Sus historias y personajes se alejan bastante de la recepción más ajustada que exigía la sociedad de la época. Las mujeres fuertes, los pueblos originarios y los mestizos son los sujetos de su poética. La quena (1845), de Gorriti, puede considerarse la primera novela argentina, expresión del romanticismo hispanoamericano. El protagonista es un niño mestizo, fruto de la relación entre una noble inca y un capitán español. El pozo de Yocci (1869) se inserta en la temática de género y tiene el trasfondo de las guerras civiles con el ojo de la escritora que convivió con esos enfrentamientos.
Las mujeres y los aborígenes están presentes en el imaginario de las escritoras del siglo XIX. Otras mujeres sobresalientes del mismo siglo son Eduarda Mansilla y Rosa Guerra. En palabras de María Rosa Lojo, estas plumas «exploraron los vínculos reales y posibles entre estos dos “colectivos”, el genérico y el étnico, que en el imaginario nacional aparecen perturbadoramente asociados a las formas de la “otredad”».
En paralelo con la actividad educativa, Juana Manuela colaboró con numerosas publicaciones americanas, hasta que en 1874 fundó su propio periódico con el nombre de La Alborada de Lima. En 1877 repitió la experiencia cuando se encontró viviendo en Buenos Aires. La Alborada del Plata fue su segundo proyecto periodístico, cuya dirección estuvo bajo su ala durante la primera etapa.
En 1886, anciana y enferma, decidió regresar a su provincia para visitar los escenarios donde transcurrió su apacible infancia. Con un dejo de nostalgia y amargura, Juana Manuela volvió a su Salta natal a encontrarse con el cielo de Los Horcones, la hacienda que fue testigo de las luchas por la independencia y el desarraigo de su familia. Producto de ese viaje es La tierra natal (1889), un relato de viajes, un género literario en que aún no se habían adentrado las mujeres.
Gorriti es una escritora sumamente estimada en Perú. Si bien es cierto que fue una peregrina y lo mejor de su obra se publicó en principio en otros destinos de América, pensemos que escribió su primera novela, La quena, cuando tenía apenas 18 años. Y no solo es la primera obra de valor literario de una mujer que rompe los prejuicios de un campo puramente masculino hasta el momento, sino la primera novela argentina.