Una buena cosecha y estamos salvados ¿o no?

No se si vale la pena remarcar la triste realidad económica que atraviesa el país, pero por si a alguno le gusta autoflagelarse acá se las repito. En el mes de abril tuvimos una inflación del 4,1 % y para mayo esperamos una de alrededor del 3,5 %, algunos analistas esperan para fin de año una inflación cercana al 50%. De Agosto hasta ahora la nafta aumentó un 60%, los alimentos un 17% en 4 meses y la carne un 65% interanual. Tenemos aproximadamente (y siendo generosos) un 42% de pobres y 1 de cada 2 chicos en nuestro país es pobre. Tiro la última bomba y seguimos, el desempleo ronda el 12% (formal) y desde que arrancó la pandemia hasta ahora se perdieron alrededor de 1 millón de puestos de trabajo. La pandemia completa una tendencia que lleva años, en donde los pocos trabajos que se generan son en la informalidad. Espero que ante tantas pálidas no me hayan abandonado, sobretodo porque si se consideran optimistas (no es mi caso) ahora viene una pequeña brisa de buenas noticias, un poco de aire fresco.

Los granos en general vienen aumentando mucho, sobretodo la dichosa soja que está tocando por esta fecha los 600 dólares la tonelada. Acá aparecen las dos visiones, la visión kirchnerista que se emociona con una epopeya “a lo Néstor” en donde la soja nos saque de la pobreza y nos cure todos los males y la visión la anti-kirchnerista, donde se cree que la soja y el mundo agro siempre rescatan al peronismo de su “inminente” desastre, aplicando la famosa frase “la soja es peronista”. Como ya se habrán dado cuenta, obviando detalles de perspectiva, ambas visiones tienen en común la idea de que la soja viene a salvarnos, ese famoso mantra que nos repetimos los argentinos; “ahora viene una buena cosecha y nos salvamos todos”. El recuerdo del tándem Nestór-Lavagna por ahí del 2004 sigue fresco y permite que todo el mundo se pueda ilusionar, pero la Argentina de esa época tenía unos dotes de los cuales la versión actual carece.

Frente al aumento de los granos surgen dos visiones: la kirchnerista que se emociona con una epopeya en donde la soja nos saque de la pobreza y la anti-kirchnerista, donde se cree que la soja y el mundo agro siempre rescatan al peronismo de su “inminente” desastre.

En aquellos tiempos no había una inflación galopante, la ardua tarea de la devaluación ya estaba hecha, gran parte del ajuste también y aunque no lo crean, el país era más confiable que ahora. Para cuando llegó Néstor el trabajo sucio ya estaba hecho y el piso ya lo habíamos mordido, en cambio ahora, el fondo no se vislumbra, entre el virus y el gobierno no dejamos de caer. No me gustaría cortarle la burbuja a todos los argentinos nostálgicos que fantasean con una recuperación explosiva, pero para soñar con con un nuevo 2004 vamos a necesitar que la soja valga mucho más de lo que vale hoy (cosa que no creo que suceda), además por un tiempo bastante prolongado (cosa que tampoco creo que suceda) y con algunos ajustes que conduzcan a una economía más funcional (cosa que seguro que no va a suceder). Así que lo siento querido compatriota argentino, pero me parece que esta vez vamos a necesitar un poco más que una buena cosecha.