Un 11 de Septiembre de 2001…
Retrocedamos las miradas. El martes 11 de Septiembre de 2001 nos levantábamos con una noticia que sacudió al mundo. No eran tiempos de masividad de celulares ni de redes sociales pero todavía hoy recuerdo donde estaba en el momento que vi el impacto de un avión contra las Torres Gemelas, el ícono de la NY. Recuerdo el “alerta mundial por el mas grave atentado de la historia” titulado por el diario La Nación con una imagen devastadora de una de las torres gemelas en llamas. Esa imagen todavía perdura en mi memoria.
La inestable situación socio-política que vivía nuestro país, en aquel entonces, había sido dejada de lado por los periódicos locales, cayendo en esa gradualidad que Naom Chasky describe como una de las técnicas de persuasión que implementaban los medios de comunicación. Los medios de todo el mundo se hicieron eco de este atentado que ameritaba centrar los focos en el norte de América.
Con su infinidad de aciertos y desaciertos, Bill Clinton había abandonado la presidencia dejando un país con incertidumbres pero con una clara perspectiva en el horizonte: transformarse en la gran potencia hegemónica mundial, algo que se había postergado después de la Segunda Guerra Mundial con la Guerra Fría y esa bipolaridad en el concierto internacional. En el año 2000 y en una reñida contienda electoral, George Bush logró imponerse en el voto electoral – no así en el popular – al demócrata Al Gore, en una de las tantas peculiaridades que trae consigo el sistema electoral norteamericano. Por negligencia propia y toma de medidas desacertadas, el republicano jamás logró consolidar su gobierno en pos de ese destino hegemónico de su predecesor.
El nombre de George Bush quedará para siempre en la historia emparentado como el “presidente de los atentados”. Él lo sabe y así lo había reconocido en una entrevista, brindada por aquellos días donde se conmemoraba el décimo aniversario del atentado a un medio norteamericano. Obligado por la presión popular mundial y luego del 11 de Septiembre de 2001, Bush debió tomar cartas en el asunto: decidió llevar a cabo la “guerra contra el terrorismo” situado en Afganistán y, posteriormente, en Irak.
Estados Unidos perdió el 11 de septiembre de 2001 más de 2.600 almas en un atentado sin precedente alguno en la historia
La excusa de armas de destrucción masiva de Saddam Hussein, aprovechando el nacionalismo emergente por los atentados, era la excusa oficial; cuestiones económicas ligadas a los recursos petrolíferos iraquíes eran la excusa real. La invasión a Irak, haciendo caso omiso a su secretario Powell y algunas normativas de la ONU, fue un claro desacierto, transformando lo que era apoyo mundial en rechazo y críticas.
Teorías conspirativas al margen, Estados Unidos perdió el 11 de septiembre de 2001 más de 2.600 almas en un atentado sin precedente alguno en la historia. Sin saberlo inmediatamente, esa misma mañana también comenzaba a perder esa hegemonía mundial que venían cultivando presidentes pasados y que, contra viento y marea, deseó retomar Obama primero y Trump después.
La imagen de invulnerabilidad norteamericana se vio desplomada ese mismo día como sus propias torres gemelas, icónicos símbolos arquitectónicos del World Trade Center. A veinte años de un atentado que marcó el rumbo de la historia norteamericana y también mundial, varios medios argentinos y de diversos países vuelven a recordar los atentados y también a las víctimas de esa fatídica mañana del 11 de septiembre de 2001.