Pandemia, aislamiento y salud mental

El 11 de Marzo del corriente, la OMS declaró el brote del nuevo coronavirus como una pandemia luego de que el número de infectados globalmente ascendiera a 118.554 personas, la cifra de muertos a 4200 y más de 110 países se vieran afectados. Por su parte, el 12 de Marzo, el gobierno nacional decretó la emergencia pública en materia sanitaria y el 19 de ese mismo mes, mediante el decreto 297/2020, se instauró la medida de “aislamiento social preventivo y obligatorio” por el riesgo de una “potencial crisis sanitaria y social sin precedentes” y a “fin de mitigar su propagación (la del virus) y su impacto en el sistema sanitario”. Esta decisión se fue prorrogando con algunas modificaciones, de mayor o menor magnitud en relación a diferencias geográficas, hasta el 04 de junio pasado, cuando se anunció una nueva extensión de la medida por 3 semanas más en las zonas de mayor circulación viral (AMBA, áreas de Córdoba, Chubut, Chaco y Río Negro). Esto significa que los habitantes de esas regiones habrán experimentado, como mínimo, 110 días de aislamiento.

Las medidas de aislamiento tienen antecedentes milenarios, pero el concepto de cuarentena formal, tal como lo conocemos, fue utilizado por primera vez en Ragusa (ciudad estado de Dubrovnik en la actual Croacia) en 1377 durante la Peste Negra. En la Argentina del Siglo XXI esta metodología, desde el punto de vista infectológico, parece haber dado sus frutos. Al día de la fecha (13/06/2020) la cantidad de casos totales es de 30295, hay 293 pacientes internados graves y 819 fallecidos, y, principalmente, a varios meses del inicio de la pandemia el sistema de salud no ha colapsado. Es decir, el objetivo original mencionado en el decreto del 19 de Marzo aparenta haber sido alcanzado, por lo menos por ahora. Pero ¿Cuál es el costo de esta herramienta? ¿Cuáles son los costos económicos? ¿Cuáles los sociales? ¿Y los sanitarios? La principal causa de muerte en la Argentina y el resto del mundo es la enfermedad coronaria. La Sociedad Argentina de Cardiología y otras instituciones afines expresaron en un comunicado su preocupación por la significativa disminución de las consultas médicas cardiovasculares en comparación con años anteriores, con el riesgo que esto implica. ¿Y la salud mental? 

Las pandemias vienen ocurriendo de a intervalos regulares a lo largo de la historia de la humanidad. La última ocurrió en 1918, justo antes del advenimiento de la psiquiatría como ciencia y especialidad clínica tal como la conocemos hoy en día. Consecuentemente la psiquiatría contemporánea no ha podido considerar bajo su lente científica estos fenómenos.

Desde la salud mental los interrogantes son múltiples y las respuestas están lejos de ser dilucidadas con evidencia sólida. A saber: ¿Cómo diseñar una estrategia de respuesta desde el punto de vista psicológico frente a una pandemia? ¿Cuáles son los efectos en la salud mental de los trabajadores de la salud expuestos?¿ Cuáles serán las secuelas neurpsiquiátricas entre los sobrevivientes? ¿Cómo se asegura la continuidad del tratamiento de aquellos pacientes que presentaban trastornos psiquiátricos graves antes de la irrupción de la epidemia? ¿Cuáles son los efectos de las medidas de aislamiento en la población? Como se puede observar, muchas son las preguntas. Vamos a intentar echar un poco de luz sobre la última: ¿Cómo se ve afectada nuestra salud mental por la medida de aislamiento social preventivo y obligatorio?

El “Observatorio de Psicología Social Aplicada” de la Facultad de Psicología de la UBA ha ido realizando diferentes estudios a partir del comienzo de la pandemia. La última entrega, el estudio número 8 denominado “70 días de cuarentena: Salud Mental, Economía y Gestión Política”, consiste en una encuesta Online de 2490 casos de los principales centros urbanos, realizada entre el 27 de Mayo y el 2 de Junio.  Similar a sus últimas 3 mediciones, las cuatro emociones-cogniciones negativas de mayor intensidad son: incertidumbre, preocupación, ansiedad y angustia. Cabe resaltar que la intensidad de estas emociones está en estrecha relación con la clase social del entrevistado, aumenta a medida que se desciende en los estratos sociales. También se observó que estas emociones son más intensas en el segmento etario de los 18-29 años. El 60% de los encuestados señala “estar algo o mucho peor” que antes de la crisis de Covid-19 y 5 de cada 10 encuestados poseen una visión pesimista de la duración de la cuarentena y el empeoramiento de la crisis. Los profesionales que realizaron el estudio se preguntan “¿Cuánto tiempo más en estas condiciones de aislamiento social e impedimento de trabajar son tolerables a nivel psicológico? ¿Qué riesgo se asume de que toda la sintomatología de malestar que hoy ha florecido se convierta en crónica y sea difícil de revertir a futuro?”.

En el informe “70 días de cuarentena: Salud Mental, Economía y Gestión Política” de la UBA, las cuatro emociones-cogniciones negativas de mayor intensidad son: incertidumbre, preocupación, ansiedad y angustia

¿Cuáles fueron los cambios en los patrones de consumo de sustancias psicoactivas durante la cuarentena? Es la pregunta que se realizaron investigadores de la Facultad de Psicología de la UNC. Llevaron a cabo una encuesta online entre el 07 de abril y el 08 de mayo de 2020 a 1007 sujetos mayores de 18 años de todo el territorio nacional. Consideraron sustancias psicoactivas al alcohol, la nicotina, la cocaína, la marihuana, el LSD, el éxtasis y los psicofármacos. Algunos de los resultados encontrados fueron preocupantes. Un 41% de los encuestados señaló que durante la cuarentena incrementó la frecuencia de consumo, un 33% admitió consumir una mayor cantidad. Entre quienes incrementaron su patrón de consumo el 54% mencionó el alcohol, el 35% la nicotina, un 29.6% la marihuana y un 7.8% psicofármacos. Los dos motivos principales por los que los encuestados cambiaron el patrón de consumo fueron la sensación de ansiedad (50.8%) y la necesidad de relajación (47.5%).

La salud mental y física de la población infantojuvenil también se vio afectada. Previo a esta pandemia no había gran cantidad de estudios sobre el impacto en niños de estas estrategias durante episodios similares. Uno publicado en 2013 en la revista “Disaster Medicine and Public Health Preparedness” por Spran, G y Silman M. evaluó las respuestas psicosociales de padres e hijos mediante métodos diversos, encontrando que de los reportes de 398 padres el 30 por ciento de los niños presentaba criterios correspondientes a Trastorno por Estrés post-traumático. En España, la Universidad del País Vasco publicó los resultados preliminares de un estudio que está realizando titulado “La Salud de la Infancia Confinada”, evaluando el impacto del aislamiento en la salud de niños entre 3 y 12 años: un cuarto de la población infantil está 6 o más horas delante de pantallas, 20% no está realizando casi ejercicio físico, casi la mitad de esta población ha visto deteriorada su salud emocional durante el confinamiento y alrededor del 80% ha visto cómo su ejercicio físico y tiempo delante de pantallas ha empeorado. El 90 por ciento de los pediatras consultados considera que el confinamiento tiene efectos negativos en la salud de niños y niñas.

En la conferencia de prensa del Sábado 23 de mayo en Olivos, la periodista Silvia Mercado le consultó al Presidente sobre las consecuencias en la vida emocional y “la angustia” provocadas por el aislamiento y el encierro. La respuesta del Presidente de la Nación, visiblemente molesto y ofuscado, fue vehemente: manifestó que “la cuarentena va a durar lo que tenga que durar para que los argentinos estén sanos y no se mueran” y que “angustiante es que el Estado te abandone”. Esta es una situación sin precedentes y claramente estresante para todos, incluído el Jefe de Estado. Y, si bien es factible que el modo de contestación del Presidente se deba a una interpretación política de esa pregunta (la “militancia anticuarentena”), la consulta de la comunicadora, como hemos visto en los distintos estudios realizados, no carece de fundamentación y seguramente merezca otra calidad de respuesta.

A casi 3 meses del inicio del aislamiento social preventivo y obligatorio, el comité de expertos que asesora al Presidente Alberto Fernández continúa siendo integrado profesionales con una amplia trayectoria en el ámbito de la infectología y la epidemiología ¿Es la pandemia provocada por el nuevo Coronavirus una problemática exclusivamente infectológica? Cabe destacar que el comité de Emergencias para el Nuevo Coronavirus de la OMS también incluye casi únicamente a médicos sanitarios, infectólogos y epidemiólogos.

Parece sensato preguntarse, dada la larga extensión de la medida de aislamiento y la complejidad multidimensional (sanitaria, social, económica, política y cultural) que caracteriza a estos tiempos, sobre la necesidad de ampliar el comité asesor del Presidente con profesionales de otras disciplinas que puedan brindar su experiencia y aportar soluciones en el resto de las  dimensiones de la vida humana que ya se están viendo afectadas.

*El autor es médico psiquiatra (M.N. 140329)

Infografía a cargo de Narella Boscarol