No ganó en Brasil pero Sabella tiene un título que vale como un Mundial: el reconocimiento de la gente

Ganar es lo único. Esa frase hecha difundida por muchos sectores de la sociedad y pregonada por el bilardismo durante décadas quedó anulada con lo que representó Alejandro Sabella. Aunque el Profesor de identificaba casi totalmente con esa escuela, valoraba el segundo puesto e hizo que toda la Argentina lo haga.

Sí, quién mejor que un hijo adoptivo de Estudiantes de La Plata para derribar este mito que se hacía cada vez más fuerte en el consciente colectivo de la sociedad. Para colmo, no lo demostró solo una vez, sino dos más que claras que quedaron grabadas a fuego en nuestro laureado fútbol aunque no se tratara de dos coronaciones.

Sí, es verdad, Sabella obtuvo muchos títulos: como jugador ganó tres campeonatos con River, dos con el Pincha y otro par con Gremio de Porto Alegre. Mientras que, como entrenador, se coronó en dos ocasiones con Estudiantes, la más recordada fue la Copa Libertadores de 2009.

Su filosofía insistía en la preponderancia de la idea colectiva por sobre la individualidad y eso lo demostró en sus equipos.

Sin embargo, las hazañas más recordadas de Pachorra fueron en dos campeonatos en los que sus equipos no terminaron en la cima del podio: el Mundial de Clubes de 2009 y la Copa del Mundo de Brasil 2014.

En ambas ocasiones fue subcampeón: con Estudiantes, en 2009, perdió la final del MDC contra el Barcelona por 2-1 en tiempo suplementario. Jugarle de igual a igual a uno de los mejores equipos de la historia y ponerlo contra las cuerdas lo hizo ganarse el reconocimiento del público, trascendiendo las camisetas.

Y, si le quedaba alguna camiseta que trascender lo logró definitivamente en el Mundial de Brasil 2014: llevó a la Selección Argentina de Messi y compañía a una final del mundo después de 24 años e hizo ilusionar a todo el país. De hecho, una inmensa cantidad de público se acercó al obelisco luego de caer en el partido decisivo con Alemania, como si el equipo hubiera levantado la Copa del Mundo.

Sus valores de gran persona. El respeto endeble. Sus enseñanzas constantes: desde las charlas íntimas con sus futbolistas hasta los mensajes que dejaba en cualquier conferencia de prensa que brindara. El hecho remarcable de poner al equipo antes que a cualquier individualidad y demostrarlo. Todo esto y muchísimas cosas más lo convirtieron en uno de los personajes más queridos del fútbol argentino. 

Todo eso llevó a que, después de su partida, una de las tribunas del estadio Ciudad de La Plata Diego Maradona tenga su nombre: Alejandro Sabella. Nombre que dejó una huella imborrable en nuestro fútbol. El Profesor no murió, porque solo muere quien es olvidado. Y sus enseñanzas van a estar presentes siempre. Igual, a dos semanas de su partida física, lo seguimos llorando.