La máscara de la muerte roja

Un príncipe vanidoso, un pueblo sumido en una grave crisis, familias poderosas que se refugian en el poder de ese príncipe arrogante y por ultimo personajes con intereses opuestos que quieren darle fin a esa forma de gobernar.

Dicho cuento pertenece a Edgar Allan Poe, publicado en 1845. Narra como el príncipe llamado Próspero está sufriendo en su reino una peste terrible que está terminando con su pueblo; dicho príncipe- vanidoso y arrogante- se siente seguro de que tal enfermedad no iba a ingresar a su morada; además las familias más importantes se encontraban a salvo en su castillo. El príncipe decide dar una fiesta de máscaras mientras su pueblo se hundía en una de las pestes más graves de la época.

En dicha fiesta había una persona que llevaba un traje negro y máscara roja, cuando las agujas del reloj marcaron la medianoche, éste “invitado” da una puñalada certera al príncipe Próspero dándole muerte, a la vez que los demás invitados a dicha fiesta iban muriendo. Finalmente este personaje de máscara roja desaparece sin saber en realidad quién se encontraba detrás de ese atuendo. Para todos los que leyeron este cuento deja el interrogante de quien era el personaje que se escondía detrás de esa máscara, ¿era la peste? ¿Era la muerte? Nunca se supo en realidad…

Cuán actual y real es dicho cuento si de actitudes contemporáneas en cuestiones sociales y políticas se trata: tenemos un príncipe vanidoso, un pueblo sumido en una grave crisis, familias poderosas que se refugian en el poder de ese príncipe arrogante, y por ultimo personajes defendiendo intereses opuestos que quieren darle fin a esa forma de gobernar.

Nuestro querido país ha tenido a lo largo de su historia personajes célebres (los menos) y personajes nefastos (los más). En ese derrotero histórico nuestro país sufrió innumerables crisis y de todas salimos adelante. Algunas con heridas que aún no cierran.

En la actualidad dichos personajes nefastos siguen pululando tratando de ganar terreno y preocupándose más por sus candidaturas que por dar soluciones a un pueblo que está atravesando una grave crisis social.

En el medio de todos estos dinosaurios no encontramos nada sólo impotencia y desazón. En el medio se rumorea atisbos de unión que sólo hacen confundir más a la gente. Es muy desilusionante y triste saber que el pueblo argentino tiene que elegir candidatos y no ideas.

Hoy nos quieren convencer con frases huecas, nos confunden, nos aumentan la incertidumbre, la desazón y la desesperanza.

Basta de fórmulas capicúa, basta de presidentes “títeres”, estamos cansados de tener personajes en el poder que son manejados por personas vanidosas y arrogantes o por el sector económico de turno; queremos y necesitamos un presidente de y para el pueblo.

La fórmula capicúa (no los une el amor…) va a tratar de decidir qué historia da como continuidad a partir del 14 de noviembre de 2021.

Argentina requiere de una opción superadora, una opción que busque el porvenir de su pueblo. En estos momentos me da la sensación de estar viviendo en una autocracia, me da la sensación de presentir que en nuestro país existen intenciones de ser gobernado por un club privado. No quiero sentir más eso.

Nuestro país necesita de un gobierno de unidad, que tenga dialogo con todos los gobernadores (esto es esencial).

Uno de los pilares que más sufre esta fragmentación es la educación; se habla de viajes de egresados mientras se caen literalmente a pedazos las escuelas (provincia de Buenos Aires) y desde el 19 de marzo de 2020 hasta agosto del 2021 las escuelas no tuvieron presencialidad.

Si de calidad educativa hablamos, Entre Ríos se encuentra por debajo de la media nacional tanto en primaria como en secundaria, en los espacios curriculares matemática y lengua (operativo Aprender 2016 y 2018)

Dicha problemática se va a acentuar con el pase a la virtualidad, con los saberes que no se pudieron lograr y con las promociones masivas sin tener los aprendizajes mínimosy  necesarios.

La sociedad argentina tiene un papel fundamental en el presente año, tiene el poder de decidir el camino de estos próximos 2 años. Es una tarea difícil la que nos toca emprender, pero debemos ser inteligentes y no caer en la oralidad de estos personajes que se parecen más a un cuento de Edgar Allan Poe que a un personaje ilustre.

George Orwell decía “un pueblo que elige corruptos, impostores, ladrones y traidores, no es víctima, es cómplice”.

El poder, por si alguno todavía no lo sabe, es finito, efímero y todas las personas en este mundo tenemos pies de barro, hasta pronto.