La inseguridad, la otra cara de la pandemia
“Mataron a un policía federal durante un asalto a una heladería de Ramos Mejía”, “asesinan de una puñalada a un policía en Palermo”, “en menos de siete horas en la Capital y el Gran Buenos Aires, matan a un policía y además hieren a otros cuatro”. Estos titulares fueron los mas escuchados en estos últimos días.
La pandemia ha profundizado las problemáticas que padece la Argentina ya que se han incrementado la cantidad de delitos, y mas allá de que la curva de contagios se mantiene estable pero alta, la inseguridad preocupa a la mayoría de los argentinos, casi como el coronavirus.
Según un informe del Observatorio Gente en Movimiento, que aborda las principales preocupaciones de los habitantes en la Ciudad de Buenos Aires, y muestra su evolución a lo largo de la cuarentena, hoy en día la inseguridad fue destacada como uno de los problemas mas urgentes y de difícil solución, prácticamente se encuentra a la misma altura que la situación sanitaria.
¿Un policía puede proteger a los ciudadanos, si él esta desprotegido? La sensación de inseguridad se ha apoderado de los ciudadanos ya que muchas personas veían a la delincuencia como algo lejano y hoy hasta el mismo policía teme por su vida. A su vez, aquellos que tienen que trabajar en el turno noche, se esconden en kioscos, estaciones de servicio u algún otro lugar para no estar tan expuestos.
La pandemia ha profundizado las problemáticas que padece la Argentina ya que se han incrementado la cantidad de delitos y la inseguridad preocupa a la mayoría de los argentinos casi como el coronavirus.
El numero de policías no alcanza para cubrir el extenso territorio de CABA ni el Gran Buenos Aires. Es por esto que el Gobierno ha decidido convocar a la prefectura y a la gendarmería a suplir esta deficiencia. En la provincia de Buenos Aires, puntualmente en el partido de la matanza, hay solo 3 mil policías, para asistir a una inmensa población de 2 millones de habitantes.
Vale la pena destacar que un policía bonaerense, en promedio percibe como remuneración mensual, entre unos cincuenta mil y ochenta mil pesos mensuales, por supuesto, dependiendo de su rango. La remuneración termina siendo deficiente para esta actividad que ofrece tanto riesgo. Los factores sociales que afectan y generan más inseguridad son la violencia intrafamiliar, la masa generada por juveniles que carecen de disciplinas y sectores donde el alcohol y la droga llegan fácilmente a manos de quien la requiera.
A su vez el poder de la policía hoy esta en manos del Estado, y si éste se manifiesta ausente, esto hace que el ciudadano común se defienda como pueda, es decir, “justicia por mano propia”.
En estos últimos casos, se puede ver claramente la violencia que ejercen los delincuentes y como la policía trata de defenderse hasta dejar la vida. “Lo primero que se necesita para mejorar como sociedad es que se incorpore tanto en la ideología del ciudadano y de la misma policía, que nosotros no atacamos, sino que nos defendemos y queremos proteger a la población”, expresa Diego, policía de la ciudad de Buenos Aires. Según Luis, policía de la provincia de Buenos Aires, la sociedad no valora el trabajo que ellos hacen, ya que si actúan son represores y si no, ineficientes. “Un claro ejemplo es el del policía federal que muere apuñalado por un delincuente en Palermo. Lo último que escuchó antes de morir fue el reproche de una mujer que lo insultaba por haberle disparado al delincuente… no se puede creer”, cierra
Tras la muerte de este policía, el Vicejefe de Gobierno, Diego Santili ordenó que el Gobierno de la Ciudad avance con la compra de 300 dispositivos de inmovilización temporal, conocidas como “pistolas taser”, para que sean utilizadas por la policía de la Ciudad. La intención es equiparlos, sumar esta herramienta para que cumpla la función de protegerlos a ellos mismos y a los ciudadanos. Sin embargo, son limitadas en uso, ya que solo se puede utilizar contra quien porta un arma de fuego. De todas formas, seria efectiva para la policía, pero deberían proveer una a cada efectivo y el costo de la misma es de 3000 USD, lo cual seria imposible para la economía de nuestro país.
El uso de “las pistolas taser” tiene como principal objetivo brindar seguridad mediante su uso y al mismo tiempo evitar daños colaterales durante el accionar policial. Esto permite inmovilizar a una persona de manera instantánea logrando al mismo tiempo evitar un delito y proteger la vida del delincuente. Sin embargo, los organismos de derechos humanos la rechazan al considerar que es un elemento de tortura y proponen limites para evitar su uso indiscriminado.
Entonces los argentinos nos preguntamos, ¿cómo resolvemos esta otra cara de la pandemia?