La escuela secundaria y su lugar en el sistema

Muchas veces entre los adolescentes se planta el interrogante sobre la escuela y su currículo. Otras tantas sobre un determinado espacio curricular que no es del agrado en los estudiantes ¿Para qué me sirve Arte? Lo dicen estudiantes que no lo desean ¿Para qué sirve Química?  Y así podemos pasar por todo el proyecto curricular institucional salvándose muy pocos espacios curriculares.

Podemos poner en el centro de la escena muchas respuestas y de dichas respuestas saldrán cuantiosas discusiones. Haciendo historia –esa tampoco me gusta; respuesta de un adolescente- la escuela secundaria es tan antigua como la primaria, pero tiene solo 13 años dentro de la obligatoriedad del sistema con la implementación de la nueva ley de Educación Nacional N° 26.206. Por ello la escuela secundaria como tal es muy joven todavía; principalmente en los sectores sociales más vulnerables, sigue siendo una pérdida de tiempo y ¿dinero? Si realizamos un censo o mínimamente un trabajo de investigación sobre los grupos sociales más vulnerables, vamos a encontrar porcentajes muy altos con respecto a familias en donde hay un adolescente o joven estudiando, sus padres o tutores no han terminado o ni siquiera han comenzado la escuela secundaria.

Otro punto de discusión está en el plan de estudios, en el currículo, en el PCI o como quieran llamarle; en cualquier instancia de aprendizaje, la escuela secundaria sigue siendo criticada por los actores: que no le encuentro sentido, que me aburro, que no me dan ganas de ir y mis padres me obligan, son algunas de las respuestas que los estudiantes ofrecen cuando se les pregunta sobre su bajo rendimiento en la escuela.

En general las escuelas secundarias, salvo excepciones, no pueden lograr que sus estudiantes aprecien el conocimiento, por el contrario son observados como CARGAS el tiempo transcurrido dentro de la escuela, todo lo que se da en un ciclo lectivo es aleatorio si de comunicaciones interdisciplinarias se trata, entonces el profesor de Historia da muy bien su espacio curricular, el profesor de Matemática, lo mismo, y así sucesivamente con todos los espacios curriculares, pero al final ¿cómo hace el estudiante para juntar todo ese conocimiento y aprovecharlo para la vida misma?

las escuelas secundarias, salvo excepciones, no pueden lograr que sus estudiantes aprecien el conocimiento, por el contrario son observados como CARGAS el tiempo transcurrido dentro de la escuela

Como describí en anteriores artículos, el Proyecto Curricular Institucional (PCI) solo sirve para que este bien guardado en un armario con frente vidriado y para salir solo si lo solicita el supervisor de turno, en algunas de sus visitas al establecimiento, entonces si no sale del armario, si no se abre, sino se re direcciona, sino existe comunicación entre las disciplinas, y así puedo seguir enumerando más acciones que se deben hacer en una escuela, sino pasa lo que anteriormente detallé: el PCI de poco sirve.

Si de padres hablamos, ellos no pueden entender porque a su hijo le quedan 5, 6 y hasta 10 espacios curriculares si lo único que tienen que hacer es estudiar. Y en ese momento aparecen en escena “EL MERCANTILISMO EDUCATIVO” donde los padres (de hijos que concurren a una escuela pública o privada)  acuden y gastan –aquellos que pueden- fortunas en maestras y/o profesores, para que logren, con su hijo en un mes o menos “el milagro”.

Los que ya pintamos canas, cuando fuimos estudiantes, no se nos pasaba por la cabeza concurrir a una ayuda escolar rentada, nos valíamos del esfuerzo, dedicación, paciencia y compromiso para salir de un problema educativo. Con esto no quiero decir que todo tiempo pasado fue mejor, nada másalejado de ello, pero si quiero dejar explicito mi total repudio al mercantilismo educativo. Pero la culpa no es de las maestras o profesores particulares, que lo hacen como un medio de subsistir ante tan magros salarios, sino que es culpa de un sistema que no está encontrando en los estudiantes el deseo y las ganas de incorporar conocimiento.

En más de cien años muy poco ha cambiado en el sistema educativo, seguimos deambulando entre la apatía de estudiantes, el desgano de docentes que consideran magros sus salarios y además cuando ingresan al aula se sienten que ingresan a un territorio enemigo y hostil, y así pasamos el ciclo lectivo pensando, tanto estudiantes como docentes, “cuando llegaran las vacaciones de verano”, ¿y en el medio qué? Silencio, vacío, penumbras, meseta, hastío.

Luego llegan las preocupaciones y tristezas de familias enteras, cuyo hijo repitió el ciclo lectivo, y con ello aparecen en el estudiante inseguridades, miedos y pérdidas de autoestima, factores que en un adolescente son cruciales. 

Volviendo, la escuela primaria es el ámbito de crecimiento social y humano. Dicha escuela tiene una tradición y respeto en la sociedad, producto de lo que describí anteriormente en donde la escuela secundaria todavía carece, esto no quiere decir que la escuela primaria no tiene errores conceptuales, los tiene, pero logran un trabajo consistente; producto del respeto que la sociedad tiene para con ella.

En la escuela secundaria debemos lograr que el estudiante investigue, que pregunte, que dude, que formule su propio proceso, que indague, que re direccione un proceso si cree que no es el adecuado, que respete la diversidad, que comparta, que interactúe, que se equivoque, y que dicho error sea el puntapié para encontrar la solución y no el desconcierto y la frustración. En la escuela secundaria debemos lograr que los docentes sean tutores, guías y líderesdentro de un proceso compartido, “QUE TRABAJEMOS BUSCANDO EL ÉXITO Y NO SOLO TRABAJAR PARA EVITAR EL FRACASO”. Los docentes con una formación dedicada a la instrucción, a la manipulación, a tener a “sus” estudiantes como rehenes educativos, los docentes expositivos y todo poderosos, logran estudiantes apáticos, con baja intensidad lo que se traduce en un gran porcentaje en bajos rendimientos académicos.

Es necesario el cambio, y ese cambio se debe dar en forma progresiva, planificada, consensuada, compartida, PERO SE DEBE DAR.

No podemos seguir perdiendo el tiempo, no podemos seguir pensando que un estudiante repite porque no le da la cabeza, o esa escuela no es para él, o tuvo muchos problemas familiares y tantas excusas como repitentes hay en el sistema, no nos podemos dar el lujo de seguir pensando que el problema es el otro: el problema lo tenemos todos, y la solución la vamos a lograr entre todos, sólo así el cambio será posible, hasta pronto.