Biden vs Trump: Un primer debate marcado por el caos y los ataques personales
Tras el primer debate presidencial entre Trump y Biden una cosa se hizo evidente: el gran deterioro político que atraviesa Estados Unidos.
Los tiempos que corren en los Estados Unidos no son nada sencillos. El primer debate electoral entre el republicano Donald Trump y el demócrata Joe Biden celebrado el martes pasado se convirtió en un show cargado de interrupciones, gritos e incoherencias, lo cual deja en evidencia el gran deterioro político en el país más poderoso del mundo.
Durante el encuentro, el presidente Trump lució su versión más agresiva donde en ocasiones se burlaba de su rival, el demócrata Biden, como también del moderador, Chris Wallace, mostrando su carácter insumiso de cara a las elecciones del próximo 3 de noviembre donde su única urgencia es ponerle fin a una carrera a la Casa Blanca en la que las encuestas nacionales lo señalan como el posible perdedor.
“Los ataques permanentes de Donald Trump por un lado era esperable que lo hiciera porque es así como el entiende la política y es lo que ha hecho siempre, es lo que lo llevo a la presidencia”, señala el sociólogo y periodista, Darío Mizrahi. “Diría que es la manera en la que ha gobernado, sin respetar ninguna de las normas básicas de convivencia, pasando todo el tiempo por encima de la autoridad y sin habilitar nunca la posibilidad de sostener un intercambio de ideas o de que Biden terminara alguna de las suyas”, agrega.
Por su parte, ante un clima tenso Biden apeló a la estrategia de hablar a cámara y así tratar de evadirse del cruce de agresiones con Trump, donde se enfocó en enviar ciertos mensajes a sus simpatizantes para que vayan a votar y eventualmente a algún votante indeciso. Aunque no faltó ocasión para que el demócrata y exviceprecidente de Obama en 2016 respondiera a las provocaciones de Trump, donde lo trató de “mentiroso”, “payaso” e incluso lo mando a callarse.
En un debate que no pasará a la historia, Trump lució su versión más agresiva burlándose del candidato demócrata y del propio moderador, mientras que biden apeló a la estrategia de evitar el cruce de agresiones con Trump.
Una primera impresión es que este debate no pasará a la historia estadounidense como uno de aquellos en los que se acabó sellando la suerte de una elección, sino como una clara evidencia del clima hostil que se vive en el país a solo cinco semanas de que los ciudadanos americanos deban pronunciar sus votos en las urnas.
“El debate se pareció un poco a un enfrentamiento en las redes sociales, donde nadie escucha y lo que hay básicamente es descalificación del otro y que expresa lo que está ocurriendo en la política estadounidense hace mucho tiempo”, analiza Mizrahi.
En lo que respecta al debate, algunos de los temas de discusión fueron la pandemia del coronavirus, las protestas contra el racismo, el colapso de una economía tambaleante y hasta la propia integridad de las próximas elecciones, donde no hubo momento en el que cada asunto no terminase en llamas. Tal es así que, antes de que se cumplieran los cinco minutos del debate, Trump ya había llamado a Biden “socialista”. Al llegar a los diez, ya se había referido a la senadora Elizabeth Warren como “Pocahontas” y hasta se había hecho frente con el moderador Wallace quien buscaba por todos los medios ponerle orden al clima tenso.
La pandemia fue uno de los temas centrales, cuando Wallace anunció que el coronavirus iba a ser el siguiente tema para debatir, Biden bromeó: “Buena suerte con ello”, ya que la cuestión del Covid-19 ha sido un terreno difícil para Trump quien tuvo que defender su gestión de la pandemia que dejó ya más de 200.000 estadounidenses muertos.
Otro punto llamativo fue que Trump buscó resaltar que Biden ha tenido medio siglo en el servicio público para resolver los problemas del país sin éxito alguno. “En 47 meses he hecho más de lo que tú has hecho en 47 años”, fue otro ataque de Trump al exviceprecidente, a lo cual, Biden respondió: “Con este presidente nos hemos vuelto más débiles, más enfermos, más pobres, más divididos y más violentos”, en referencia a las problemáticas que asedian a Estados Unidos.
El racismo y supremacistas blancos fue otro tema clave de debate en un país donde han sido numerosas las protestas antiraciales en los últimos meses, Biden acusó a Trump de fomentar las divisiones racistas, mientras que Trump arremetió contra su rival recordándole su apoyo a un proyecto de Ley de 1993 contra el crimen, donde el mismo condujo a tasas mayores de encarcelamiento de personas afroestadounidenses.
La integridad de las elecciones se subió al escenario del debate cuando Trump volvió a plantear sospechas sobre la claridad de las elecciones, donde la posibilidad de que se demore el escrutinio definitivo ha crecido este año por el aumento de los votos por correo durante la pandemia. Aunque, los especialistas niegan que este suponga un riesgo de un fraude electoral como sostiene Trump. Sin embargo, el republicano sugirió a sus seguidores: “Vayan a las urnas y miren con mucha atención”, aunque evito decir qué hará si considera que la elección fue manipulada.
Por su parte, el demócrata Biden aseguró estar dispuesto a aceptar una eventual derrota cuando todos los votos sean contabilizados y además sostuvo que “si Trump pierde va a irse”, “No puede permanecer en el poder, eso no ocurrirá”, afirmó. “Así que voten”.
En síntesis, una primera impresión del encuentro deja en claro que Biden de 77 años se mostró un poco débil en el debate, aunque logró su objetivo principal: demostrar a los estadounidenses que podía resistir la presión del republicano, mientras que Trump de 74 pareció encontrar entre las confrontaciones y las cámaras de televisión su hábitat natural.
“En algún punto sería difícil decir que alguien ganó, pero creo que Trump consiguió algo más parecido de lo que fue a buscar a diferencia de Biden que creo que no se llevó nada”, indica Mizrahi. “Inclusive, con lo débil que fue la performance de Biden tampoco es que cometió un gran error, sino que bueno quedo muy expuesta su debilidad”, concluye.