El proyecto “24 capitales alternas” presentado por el Poder Ejecutivo busca un mayor federalismo pero algunos opositores no lo ven del mismo modo. Una lucha de tres siglos de historia argentina entre unitarios y federales.

“Lo importante es que el objetivo de la ley se cumpla, que es acercar a cada una de las provincias argentinas al puerto de Buenos Aires”, expresó el senador Carlos Caserio, del Frente de Todos, en la última Comisión de Presupuesto y Hacienda. Allí, el proyecto obtuvo dictamen favorable, para ser tratado en la próxima sesión de la Cámara alta. 

La idea es generar reuniones mensuales en 24 capitales alternativas, entre autoridades nacionales, provinciales, empresarios y asociaciones civiles, llevadas adelante por el Ministerio de Interior. Es que si bien, el artículo 1 de la Constitución Nacional, expuesto como antecedente en la iniciativa, expresa que “la Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa, republicana y federal”, en la actualidad se continúa gobernando bajo un microclima de la Ciudad de Buenos Aires.

Para entender esta “influencia porteña” debemos remontarnos al proceso conflictivo de integración de Buenos Aires al resto de las provincias. Victoria Baratta, historiadora e investigadora del CONICET, explica que “si bien la Confederación Argentina sancionó la Constitución en 1853. Buenos Aires no participó hasta 1860”. El 17 de septiembre de 1861 tendría lugar un “hecho decisivo” como la batalla de Pavón, en la cual Urquiza optó por retirarse y facilitó el triunfo porteño liderado por Bartolomé Mitre. “La unificación nacional se produjo a partir de la batalla de Pavón, bajo la hegemonía porteña”, remarca Baratta.

Una de las propulsoras del proyecto de ley es la senadora Maria de los Angeles Sacnun, de la provincia de Santa Fé, quien ve la decisión de elegir como capital alterna a Rosario de “suma estrategia” para el comercio y el “modelo de industrialización” que busca llevar adelante el presidente Alberto Fernández. “Creo que no se van a convertir en reuniones simbólicas porque tiene que ver con trabajar de manera cooperativa y horizontal. Construyendo un federalismo que contemple las economías regionales y las asimetrías territoriales que aún siguen existiendo en la República Argentina, y que por supuesto con el momento de emergencia económica integral en el que recibimos el gobierno y luego con la pandemia se han profundizado. A través de este proceso de trabajo conjunto es posible llegar a una mayor equidad territorial y a la construcción de un nuevo concepto de federalismo”, aseguró la senadora Sacnun.

La gran mayoría de los bloques del Senado sumó su apoyo al proyecto, a excepción del senador salteño, Juan Carlos Romero, quién tuvo una expresión efusiva: “Es una gran habilidad que tiene el kirchnerismo de convertir en épico algo que no tiene nada de épico. Es sólo una visita de funcionarios a una provincia”. Y se preguntó: “¿Deberíamos estar contentos de que cada dos años vaya un grupo de burócratas a tierra desconocida a vendernos espejitos de colores?”

El proyecto contó con el apoyo de todos los bloques a excepción del senador salteño, juan carlos romero.

Es que una de las grandes dudas es ¿cómo tener un mayor acercamiento al resto del país cuando las autoridades y la mayoría de las instituciones gubernamentales se encuentran en la Capital Federal? Para la senadora Sacnun, en estas reuniones se buscará “ponderar la situación real en la que se haya cada región” y en función de eso “establecer cuales son las prioridades, los posibles organismos o entidades del sector público nacional que puedan relocalizarse en esta sede de las capitales alternas o en las regiones de las capitales alternas”. Un paso que, de llevarse adelante generaría un cambio en la toma de decisiones, desde 1880 cuando la Ciudad de Buenos Aires se convirtió en territorio federal y capital de la República.

Según el sitio del senado, El texto presentado por el poder ejecutivo A PRINCIPIOS DE AÑO, propone como capitales alternas: