No lo sueñes Trump, se acabó

El sábado pasado, según informaron distintas cadenas de televisión estadounidenses, el demócrata Joe Biden se convirtió en el 46° presidente de Estados Unidos tras superar los 270 votos electorales necesarios para alcanzar la Casa Blanca. Luego de las elecciones celebradas el 3 de noviembre en las que se estima que han participado 160 millones de ciudadanos, Estados Unidos y el mundo entero se mantuvieron expectantes a los resultados de una elección ampliamente disputada. 

Luego de cuatro días, la incertidumbre y ansiedad social pareció encontrar un único reparo: Biden había ganado las elecciones tras el recuento de los votos por correo en los estados de Pensilvania y Nevada que le permitieron tomar la delantera y consagrarse con un total de 290 votos electorales. Sin embargo, al mismo tiempo el presidente republicano, Donald Trump no solo se convirtió en el primer presidente de los últimos 25 años en perder una reelección, sino que dijo sin prueba alguna ser víctima de un fraude electoral e insistió en sus redes sociales una sola cosa: ¡Detengan el fraude! 

La gobernación de Trump ha sido propia de los ideales de un magnate, tal es así que a lo largo de su mandato el asunto de la inmigración ocupó gran parte de su agenda donde llegó a cerrar la frontera del país a migrantes musulmanes, aunque la orden luego fue rápidamente suspendida por las cortes. Puso fin al programa de Acción Diferida o DACA (por sus siglas en inglés) establecido en la era de Obama, que otorgaba residencia a unos 700.000 inmigrantes indocumentados que entraban a Estados Unidos siendo niños.

También realizó una reforma a la Ley de Cuidado de Salud a Precio Bajo, conocido como “Obamacare” impulsado en el gobierno de Barack Obama, con ella se intentó debilitar los fundamentos de la misma y se suspendió los pagos a las compañías aseguradoras destinadas a brindar atención médica a los estadounidenses más pobres y más enfermos. Sin embargo, tampoco avanzó con una propuesta que la reemplazase. 

Donald Trump no solo se convirtió en el primer presidente de los últimos 25 años en perder una reelección, sino que dijo sin prueba alguna ser víctima de un fraude electoral

La desatención del medioambiente también se topó con la política republicana trumpista, donde la agencia del gobierno Agencia de Protección Ambiental, EPA (por sus siglas en inglés) anuló normas aprobadas durante el gobierno de Obama que limitaban las emisiones de las plantas de carbón donde el gobierno buscó revertir 60 normas federales relacionadas al medioambiente teniendo éxito con 29 de ellas. Al tiempo que, permitió la explotación de petróleo y gas en grandes áreas naturales de Alaska y en las costas de EE. UU (con la excepción de Florida)

En el plano económico el desempleo se redujo al 4,1%, su nivel más bajo en 17 años. La cifra había generado un gran optimismo económico, pero según una encuesta de Quinnupiac el éxito se debe a las medidas tomadas durante el gobierno de Obama, la cual mostró que el 49% de quienes creían que la economía estaba en un estado -excelente o bueno- lo atribuían a las políticas de Obama, mientras que el otro 40% lo adjudicaban a Trump. 

Sin embargo, el tratamiento ante la llegada del coronavirus con más de 238. 000 muertos, una economía devastada y la perdida de millones de puestos de empleos fue la gota que rebalsó el vaso, al punto de que cuando la misma comenzó a extenderse por todo el mundo, Trump lejos de aceptarlo se instaló en la negación. “Prácticamente los hemos parado”, sostenía el 2 de febrero, “un día desaparecerá, como un milagro”, llegó a decir a finales del mismo mes, “nada se cierra por la gripe”, insistió el 9 de marzo. 

Según ha publicado el periódico The New York Times, la victoria de Biden quien ha alcanzado unos 73,8 millones de votos y se ha convertido en el candidato con más votos de la historia de Estados Unidos equivalió al repudio de millones de votantes exhaustos ante la conducta divisoria del gobierno de Donald Trump y se hizo aún más posible con la alianza de mujeres, personas de color, votantes jóvenes y mayores y un sector de republicanos marginados.  

A lo largo de su candidatura, el demócrata Biden, de 77 años, apostó más a una amplia coalición de votantes en torno a la alianza de que Trump representaba una amenaza existencial para la democracia de los Estados Unidos. La estrategia surgió efecto y supuso su victoria en estados como Michigan y Wisconsin, así como recientemente en Pensilvania, donde alguna vez fueron estados simpatizantes del partido demócrata que se volcaron a Trump en las elecciones de 2016. 

El resultado también ha sido un hito histórico para la compañera de fórmula de Biden, la senadora por California Kamala Harris, de 56 años que con su ascenso a la vicepresidencia se convertirá en la primera mujer y primera mujer de color en ocupar dicho cargo, lo cual supone un avance para una nación convulsionada por la injusticia racial que quedo expuesta aún más en unas elecciones muy divididas. 

la victoria de Biden quien ha alcanzado unos 73,8 millones de votos y se ha convertido en el candidato con más votos de la historia de Estados Unidos equivalió al repudio de millones de votantes exhaustos ante la conducta divisoria del gobierno de Donald Trump

Por su parte, fiel a su estilo Donald Trump ha puesto en tela de juicio el recuento de los votos y ha criticado la efectividad del sufragio por correo denunciando un posible fraude electoral sin prueba alguna, tal es así que la disputa podría escalar hasta la Corte Suprema de los Estados Unidos. “Gané esta elección, por mucho”, ha escrito en los últimos días en su cuenta de Twitter. 

El show de Donald Trump comienza a tocar su fin, solo falta que el 14 de diciembre el Colegio Electoral que comprende a los 50 estados del país, incluido Washington D.C emitan formalmente sus votos para presidente y vicepresidente, donde se espera que certifiquen los resultados en representación de los votos que la ciudadanía ha emitido en cada región.

Finalmente, la caída de Trump significa un repudio a una era alborotada y trasmite un potente mensaje al mundo entero, donde el desgaste de otros movimientos populistas demuestra la necesidad de una sociedad democrática que lejos de dividir, debe unificar, algo que el republicano no supo evidenciar, y motivo por el que gran parte de los ciudadanos estadounidenses le han dicho: no lo sueñes Trump, se acabó.