Macroeconomía: Factores disruptivos y la necesaria perspectiva integral
Por Martín Calveira

No es una novedad afirmar que la economía argentina esté sujeta a perturbaciones, esto ha sido muy frecuente desde la mitad del ciclo pasado, por cierto mucho tiempo. Esos impulsos no solo fueron originados por el desempeño de los distintos sectores económicos y eventos externos de gran magnitud, sino por decisiones de política que han afectado sustancialmente a todo el sistema. En ese sentido, particularmente en el período reciente y como lo mencionábamos en columnas anteriores, el deterioro de la mayoría de las variables macroeconómicas se ha intensificado mucho antes del inicio del rebrote COVID-19. En este set de variables expuestas a impulsos disruptivos, destacamos a la inflación, la moneda y la actividad económica con sus derivaciones negativas sobre el consumo y la inversión.

Con esa perspectiva, tiempo atrás el ministro Guzmán argumentó correctamente que las dificultades, especialmente en relación a la inflación, se resuelven desde una visión integral del fenómeno. Ciertamente, esa visión de integralidad se corresponde con que las dificultades históricas aludidas la Argentina se corresponden con una economía que consta de recursos muy escasos, con gran frecuencia de eventos perturbadores y, en definitiva, irrupción de crisis. Asimismo, las dificultades de la economía nacional no han sido resueltas en un mundo que parece haberlas resuelto, pues son pocas las economías que presentan inflación y períodos medianamente largos de volatilidad macroeconómica.

En ese sentido y notándolo desde nuestro caso, las decisiones económicas son considerablemente perturbadas por la perpetuidad de una economía inestable. En ese marco, los agentes se adaptan y se sesgan a la inestabilidad económica: en algún momento la crisis irrumpe nuevamente. No obstante, en algunos períodos, menos frecuentes, la economía se estabiliza y hay un nivel mínimo de credibilidad y certidumbre. Este marco es determinante de una economía muy vulnerable relacionada con altos niveles de incertidumbre, volatilidad y baja credibilidad. Factores que particularmente afectan al mercado cambiario, las decisiones de precios, los niveles de inversión, la credibilidad de las políticas económicas, entre otros aspectos.    

Un caso característico de ese desempeño es lo que sucede en los precios de la economía. Este conjunto de variables, a su vez, son una fuente de coordinación para la actividad económica, pues en períodos de estabilidad de precios la actividad fluye en un marco de certidumbre, mínima en el caso de nuestro país.

las dificultades de la economía nacional no han sido resueltas en un mundo que parece haberlas resuelto, pues son pocas las economías que presentan inflación y períodos medianamente largos de volatilidad macroeconómica

Dado que en nuestra economía la dinámica de los precios no se presenta como un factor estable, la intensidad de la gestión e instrumentos de política en aras de la estabilización deben ser relativamente mayores. Solo recordar que en períodos de fuerte caída de la producción y el empleo, como el año 2020, la inflación mensual fue relativamente alta a lo que se agrega que en la recuperación iniciada en el tercer trimestre de ese año, el impulso a los precios fue notorio (ver gráfico). Adicionalmente, si los instrumentos con que cuenta la gestión económica se establecen en una situación de escasez, la economía, consecuentemente, tendrá mayores dificultades y se deberá apelar a una visión de mayor perspectiva e instrumentos para dar solución a una problemática que no parece ser de gran dificultad en el mundo moderno.    

Por lo tanto, ante mayor aparición de perturbaciones que afecten al desempeño económico y sus variables fundamentales, y si las dificultades que se generan no son genuinamente resueltas; no solo se establece una mayor problemática de mayor intensidad relativa debido al nivel de vulnerabilidad y volatilidad de la macroeconomía, es decir, que se presenta una dinámica de mayor expansión de perturbaciones negativas sobre toda la estructura económica.

En ese contexto, mayor será el alcance necesario de las medidas de estabilización para minimizar las disrupciones, coordinar expectativas y generar incentivos correctos respecto al objetivo de la política económica. En definitiva y nuevamente, será necesaria una perspectiva integral.