Las Ficciones en la macroeconomía argentina
Ficciones (1995) es uno de los grandes libros del maestro Borges. A medida que transcurre la lectura se percibe una suerte de pasión suavizada que se imagina interminable. Esas cosas que cuando se viven valen la pena pero antes nos interrogamos para qué.
La séptima pieza del libro se titula El Jardín de senderos que se bifurcan. Hacia el final de la misma se realiza una atrapante reflexión (como todas): “…El jardín de senderos que se bifurcan es una enorme adivinanza, o parábola, cuyo tema es el tiempo; esa causa recóndita le prohíbe la mención de su nombre. Omitir siempre una palabra, recurrir a metáforas ineptas y a perífrasis evidentes, es quizás el modo más enfático de indicarla… ´´.
Si nos detenemos podemos pensar que es correctamente lógico y, por cierto, inevitable la asociación de hechos corrientes de la realidad argentina con la frase mencionada. En efecto, cuando nos prohibimos la mención de los hechos caemos en una suerte de inconsistencia lógica entre lo que decimos y suponemos que ocurre y lo que realmente está aconteciendo. Cuando esto sucede por un lapso determinado de tiempo, la evasión se transforma en un modo enfático de mostrar los hechos ya sean a través de otros acontecimientos, ligados al hecho evadido, y/o con el comienzo de cierto pragmatismo de los principales expositores de la evasión.
En ese sentido se circunscribe la historia de las dificultades no resueltas de la economía argentina. Muchas veces eventos no resueltos que fueron sujeto de subestimaciones se transformaron en aspectos de peso relativo evidente. Solo recordar la medición de la inflación en ciertos períodos de nuestra economía y los salarios que crecían muy por encima lo cual dista de ser económicamente sustentable. Más acá en el tiempo, las inconvenientes alusiones a que la financiación vía emisión monetaria del déficit fiscal no tiene efectos sobre los precios. Actualmente, la preferencia relevada por la gestión de la pandemia principalmente desde el confinamiento social argumentando que la economía puede reactivarse y resolverse.
Ciertamente, los fenómenos monetarios y cambiarios se observan desde esa perspectiva y en esas condiciones. El marco de condiciones macroeconómicas en las que se establece nuestro país corresponde mayoritariamente al ficcionar la verdad realidad y complejidad. Nuevamente, no hace mucho tiempo algunos referentes económicos y políticos afirmaban que la emisión monetaria para financiar el déficit fiscal no era un aspecto a tener en cuenta mientras que se sentaban las bases para un proceso inflacionario de mayor nivel que parece iniciarse a partir de octubre pasado. Los argumentos se apoyaban en la denominada Teoría Monetaria Moderna desde la cual la emisión monetaria no conforma tensiones en los precios. No obstante, parece olvidarse la historia y memoria inflacionaria que tiene nuestra economía.
El marco de condiciones macroeconómicas en las que se establece nuestro país corresponde mayoritariamente al ficcionar la verdad realidad y complejidad
Otro de los aspectos del ejercicio, si se quiere, de ficcionar la realidad se debe observar en la argumentación sobre la brecha cambiaria. Si bien es correcto que el tipo de cambio informal responde a un mercado pequeño, las expectativas y formación de precios se conforman de acuerdo a las cotizaciones cambiarias en las que se tiene libre acceso. Muchos contratos de la economía se realizan observando la cotización formal e informal. Así, el nivel de precios de la economía en ciertos sectores registra la brecha del tipo de cambio.
En suma, el diagnóstico correcto de los desafíos económicos es un determinante para comenzar el proceso de normalización y tranquilidad económica. La instrumentación de una política fiscal con las nuevas medidas se circunscribe en ese sentido. Es hora de alejarse de la ficción para situarnos en la realidad concreta.