“Cromañon nos pasó a todos”

Hace pocos días se cumplieron 16 años de la catástrofe no natural más grave de la historia de la Argentina, allí murieron 194 personas. Un sobreviviente relató los detalles de aquella noche triste e imborrable.

Por Milagros Gagliardi

El 30 de diciembre de 2004 un incendio en un boliche del barrio porteño de Once durante un recital de la banda musical Callejeros marcó un punto bisagra en la historia de las tragedias argentinas y desnudó la ineficacia existente de un plan de contención y atención ante una catástrofe de tal magnitud. Aquella noche, un asistente del espectáculo encendió una bengala en el lugar cerrado donde se daba el show, tal es así que, dicho proyectil impactó en una especie de tela de plástico inflamable, también recubierta por planchas de poliuretano. Aquel incendio provocó por entonces la peor tragedia mundial en la historia de la música de rock, allí murieron 194 personas y más de 1.400 resultaron heridas.

Nicolás Pappola tiene hoy 32 años, es a lo que todos suelen llamar un sobreviviente, después de 16 años de aquella noche ha cumplido metas, sueños y objetivos a lo largo de todos estos años, uno de ellos fue haber podido viajar al mundial de 2014. Sin embargo, aún recuerda aquella noche trágica de diciembre. “Aquel día llegué feliz en colectivo a Plaza Miserere. Había ido al recital con unos amigos del barrio “, recuerda. A partir de aquel momento, casi sin saberlo se convertiría en un “sobreviviente “, uno entre tantos otros. En aquel lapso de tiempo su vida cambiaría para siempre, y aunque dice que en aquel instante su vida se desordenó por completo, con el tiempo él buscó la forma de ordenarla, lejos de quedarse de brazos cruzados, Nicolás fue por más, siguió escuchando canciones de Callejeros, después de todo, si de algo está seguro es que los músicos no fueron culpables, se unió a la coordinadora Cromañón, una organización integrada por varios sobrevivientes y al día de hoy estudia en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

-¿Qué recordás sobre la tragedia de Cromañón?

Recuerdo aquel día como uno de los más tristes de la historia de nuestro país, pero también de mi vida personal. Aquel día me desordenó la vida por completo. Sin embargo, también lo recuerdo como una enseñanza, como una invitación o desafío a poder resignificar aquel momento, a aprender a transformar el dolor en amor.

¿Cómo vivis cada 30 de diciembre?

Lo vivo con mucha memoria, con mucha actividad y compromiso, pero también con música, arte y compañerismo, con la certeza de que Cromañón nos pasó a todos.

¿Cómo podrías contarle en pocas palabras lo que fue la masacre de Cromañón a alguien que no lo vivió? 

Como una de las injusticias sociales más grandes que sufrió nuestra sociedad. Fue un tiro de gracia que recibió la juventud, esa misma juventud que decidía irse del país por ser marginada, excluida y estigmatizada. 

¿Seguiste la causa judicial? 

Sí, seguí el juicio oral y público donde además asistí a algunas de las audiencias. N creo que la mayor responsabilidad radique en Callejeros y en Chabán, creo que en realidad se convirtieron en el “blanco fácil “para tapar la culpabilidad y responsabilidad de los funcionarios y del sistema público. Es, de algún modo, incomprensible que un escenografo reciba mayor pena que un inspector. 

A pesar de ello: ¿Resaltas algo positivo del accionar judicial? 

Sí, creo que el hecho de que se hayan podido llevar a cabo los juicios, teniendo en cuenta que en muchos casos nunca se llega a avanzar y continuar con el pedido de justicia. 

¿Crees que hubo justicia? 

En realidad, creo que existió un proceso judicial que tuvo contradicciones entre los fallos de primera y segunda instancia. A mi entender, la verdadera justicia cuando hablamos de Cromañón es que no se vuelva a repetir, la justicia que debe existir es la justicia social, que aquel día trágico no vuelva a suceder, que seamos un país un poco más justo que lo que fue el 30 de diciembre de 2004. 

-¿Seguiste escuchando a Callejeros después de la tragedia? ¿Crees que son inocentes? 

Sí, seguí escuchándolos. En realidad creo que los músicos de la banda han tenido responsabilidad, pero no son los culpables de lo ocurrido. Me parece injusto que las penas más altas hayan sido para ellos porque el músico de lo que se encarga es de subirse a un escenario y ejercer su profesión, que es pasar música. Además, tampoco comparto la idea de que el cantante haya recibido una pena mayor que el resto de los mismos, a mi entender no tiene lógica más que la de pensar que al tratarse de la cara más visible se utilizó cierta arbitrariedad al momento de dictar las condenas en la segunda instancia. 

¿Hablas con los sobrevivientes? 

Sí, permanentemente porque formo parte de la coordinadora Cromañón, una organización que está integrada por varios sobrevivientes junto a compañeros y compañeras que no estuvieron esa noche, pero que sienten propia la causa y la lucha, lo cual enriquece aún más el espacio de participación. 

¿Cuáles son los sentimientos o sensaciones que afloran 16 años después? 

En principio, que Cromañón nos pasó a todos, pero que es posible transformar el dolor en amor, que la música, el arte y la cultura siempre serán trinchera para combatir la angustia, la desigualdad y la bronca que debe transmutar en respeto, unidad y organización para poder resignificar desde un lugar que sume y que le haga bien a uno mismo. 

“Cromañón nos pasó a todos, pero es posible transformar el dolor en amor, la música, el arte y la cultura siempre serán trinchera para combatir la angustia” afirma Nicolás

¿Cómo es tú vida hoy en día? 

Hoy por hoy mi vida es la de un pibe de 33 años que hace nueve decidió hacer de Cromañón algo que me ayude a resignificar aquel hecho. Tal es así que, la mejor forma que encontré fue acercándome a la coordinadora, lugar donde la mejor manera de cambiar ese dolor fue a partir de unirnos y organizarnos para ayudar a otras personas. Allí intentamos dar una mano y colaborar con quienes no pudieron superar aquel día, para que encuentre una mano dispuesta a ayudarlo porque aquel 30 de diciembre de 2004 hubo miles de manos que entraron al lugar a salvar vidas, de hecho, el cuarenta por ciento de las víctimas fallecieron por haber salido y vuelto a entrar del boliche al menos una vez a rescatar gente. Es por eso que, el sentido de solidaridad y fraternidad desde aquel día a mi me quedó muy presente. 

El 40% de las víctimas fallecieron por haber salido y vuelto a entrar del boliche al menos una vez a rescatar gente” 

¿Qué mensaje le darías a la sociedad a pocos días de que se haya conmemorado aquella tragedia? 

Les diría que está prohibido olvidar porque como decimos en la organización, Cromañón nos pasó a todos y no es un anhelo, es una realidad. Si como sociedad estamos dispuestos a recordar y mantenemos viva la memoria de aquel día, inevitablemente también nos convertimos en una sociedad un poco más justa porque si hay algo con lo que soñamos es que ninguna persona más deba pasar por algo similar a lo que vivimos nosotros hace 16 años, ese deseo solo es posible y realizable si de verdad asumimos como sociedad lo que pasó en nuestro país aquel 30 de diciembre de 2004.