Algunas reflexiones sobre los malvados recursos naturales

Las acciones por la apropiación de recursos económicos y las políticas que se llevan a cabo para ese objetivo se presentan con una gran variedad de argumentos y, con gran frecuencia, menciones políticas hacia la sociedad que muchas distan de la realidad y la comprobación. En nuestro país esto parece ser un ejercicio que los actores políticos realizan con cierta constancia. Hay casos concretos sin importar el signo político: el enfoque sobre las causas de la inflación, la política económica antiinflacionaria, la administración del tipo de cambiario y, muy recientemente, los efectos de la dotación de recursos naturales en la canasta de bienes exportables para la economía interna. A este último nos vamos a referir seguidamente en forma muy sucinta.

Disponemos de una gran producción de estudios económicos que analizan los efectos de los recursos naturales exportables de un país sobre el crecimiento económico. En concreto, se indaga la posible existencia de efectos negativos para el crecimiento derivados de aumentos súbitos de precios de los recursos naturales exportables, idea asociada a la denominada maldición de los recursos naturales. Ciertamente, se podría pensar en que un aumento de precios de bienes que participan con importancia relativa en la canasta de bienes de exportación puede ejercer presiones para que los bienes y servicios que no exportables (no transables) tengan esa misma dinámica. La literatura parece haber respondido seria y abundantemente a este interrogante y a otros de igual sentido en este campo. No obstante, podemos presentar algunas reflexiones.

Primeramente, debemos observar que hay otras economías con similitudes de recursos a la argentina pero que no registran las inconsistencias y dificultades que históricamente venimos teniendo en nuestro país. Tales son los casos de Australia, Canadá y Nueva Zelanda: economías exportadores de bienes primarios que no presentan períodos inflacionarios ni volatilidad en el crecimiento económico. Desde el abordaje de la literatura, uno de los factores determinantes es que la gestión de política implementada debería ser, lógicamente, una respuesta en el sentido de evitar potenciales efectos, para lo cual las sucesivas gestiones de gobierno en Argentina presentan cierta opacidad. Esto lo constituye la eficiencia y calidad de las políticas económicas, con una perspectiva institucional, y la distribución de los recursos económicos que generan el aumento de los precios de los recursos naturales exportables. En ese sentido se encuentra el argumento de la necesidad de optimizar la dependencia exportadora de los recursos naturales en una economía con, desde nuestro punto de vista, bendición en dotación abundante de recursos. Sin dudas, esta gestión es propia del sector público en su rol crucial de generar incentivos correctos para arribar a una distribuir eficiente de los recursos en la economía lo cual parece ser una materia muy pendiente en nuestro país.

Otra reflexión se desprende del concepto de Enfermedad Holandesa o Dutch Disease el cual se deriva de un boom en los precios de commodities (que pueden incluir a los alimentos), descubrimientos de nueva disponibilidad de recursos o un fuerte influjo de capitales; el cual afecta al crecimiento. Sobre esta materia no existe pleno consenso de si la relación es directa o se produce a través de otros canales que sirven de intermediaros tales como la calidad institucional y las políticas económicas implementadas ante la dinámica consecuente de los sectores productivos.

la necesidad de optimizar la dependencia exportadora de los recursos naturales en una economía con, desde nuestro punto de vista, bendición en dotación abundante de recursos

Concretamente, el boom en los sectores de recursos naturales derivados de una suba en los precios de los bienes de los mismos que puede ser temporaria, genera efectos adversos en los demás sectores de la economía que incluyen a los no transables. El fuerte dinamismo de los sectores del boom de precios presiona sobre una apreciación de la moneda. Estos efectos  deterioran la competitividad precio de los sectores que no se benefician de ese boom, en nuestro país se observa en los sectores industriales. A su vez, se deriva un aumento del gasto público que es posible por mayores ingresos originados en las exportaciones de los recursos naturales. Esto potencialmente genera presiones inflacionarias sobre los precios de los sectores no transables como los servicios y algunos sectores manufactureros. El resultado de un aumento de los ingresos públicos y un mayor dinamismo del sector de recursos como consecuencia del boom de precios, hace que los sectores productivos se vean fuertemente distorsionados a través de una distribución de recursos ineficiente en favor de los sectores asociados al aumento de precios internacionales y en detrimento de los demás sectores de la economía.

Adicionalmente, en muchos momentos de esas fases de auge los hacedores de política tenían la perspectiva que se estaba ante dinámicas permanentes y, en consecuencia, se tomaban decisiones de erogaciones públicas permanentes relevando pretensiones de certezas inconsistentes con la realidad y que determinarían posteriores desequilibrios macroeconómicos. Historia lamentablemente conocida para nosotros.        

En suma, el rol del sector público es crucial y está por encima de los supuestos malvados de la dotación de recursos naturales. La asignación eficiente o no de los recursos generados tras un aumento de los recursos naturales exportables es de gran importancia y forma parte de las tantas obligaciones incumplidas en la administración del Poder Ejecutivo nacional, cualquiera sea su perspectiva política.